martes, 20 de diciembre de 2011

La Vieja Iglesia de Amadores. ¿Ruinas de una capilla Jesuita?




Introducción
La pregunta realizada en el titulo de este post, lejos de ser inocente, tiene un sinnúmeros de significados (por lo menos para quien escribe), pues desde el mismo momento que empecé a investigar (junto con mi equipo de trabajo) las ruinas de la iglesia de Amadores, estuvo lleno de sorpresas, alegrías y descontentos.
Muchos políticos de turno trataron de engrandecer la historia local con mentiras sin sentido, y lo que ha sucedido en la Vieja Iglesia de Amadores es un claro ejemplo de ello. La desidia de algunos políticos ha llegado a tal límite de inventar de la nada, como por arte de magia la necesidad de vincular las ruinas de un edificio católico, a la congregación jesuita.
Como demostraremos claramente en este post, lejos de ser una iglesia jesuita, construida por los indios Paquilingastas, fue la segunda iglesia del curato de Paclín realizada con el esfuerzo personal de toda la población local en el año 1867, cien años después de la expulsión jesuita de América. 


Contexto Histórico
Aunque ya e escrito sobre la Historia de Paclín (ver post Un Poco de Historia), siempre es bueno refrescar la memoria sobre algunos datos interesantes sobre la conformación de lo que en la actualidad se conoce como Departamento Paclín. En este apartado pretendo hacer un resumen sobre la información relevante al tema que nos interesa, las ruinas de la Iglesia de la Localidad de Amadores.
Paquilingasta es la merced de tierras más antigua que se registró para Catamarca (Brizuela del Moral 2003). Fue otorgada a Diego de Vera por el gobernador del Tucumán, Alonso de la Ribera, y tenía 3 leguas de largo de norte a sur y de ancho lo que tiene el valle. Su centro era la localidad de San Antonio de Paclín, y abarcaba desde el sector conocido en la actualidad como la Tierra Verde hasta La Merced (Vera 1955).
En realidad, la adquisición de esta merced por parte de Diego de Vera, es conocida por la concesión realizada por parte de Alonso de la Ribera a Diego Graneros de Alarcón el 15 de junio de 1609, ya que este último personaje se había casado con Juana Villegas, la viuda de Vera. El documento dice:
…y por que me habeis informado por nuestra petición que teneis una estancia y tierras de criar ganados de la otra banda de la cuesta de Paquilingasta, términos de esta ciudad donde de presente teneis mucho ganado y yeguas y vacas… y la poseis de doce años a esta parte que es la misma que poseyó Diego de Vera, vuestro antecesor desde veinte años a esta parte…hago merced a vos el dicho Diego Graneros de Alarcón de la dicha estancia y tierras de suso declaradas que se extienden desde la parte donde al presente están poblados los corrales de la dicha estancia una legua de longitud del río abajo y dos leguas desde los dichos corrales arriba y de anchura lo que tiene el dicho valle con las lomas de el quedando las demás tierras para los indios que están poblados en la dicha estancia naturales del pueblo de Paquilingasta por ser informado ser su suficiente para ellos por no ser mas de ocho o diez indios (Brizuela del Moral 2003: 67).
Una de tantas cosas que se puede leer en esta cita es la disposición de tierras que tenían los indios, las cuales pertenecen a la actual localidad de Amadores.
Al fallecer Juana de Villegas, su esposo Diego Graneros de Alarcón se casa en segundas nupcias con Catalina Ramírez de Velasco, como figura en su testamento en el año 1630. Uno de los beneficios de este casamiento es la merced de Balcosna, ya que la familia Velasco era propietaria de esa merced de tierras, la cual adjunta a la de Paquilingasta (Guzmán 1985).
Con el tiempo y a causa de deudas, ambas estancias -Paquilingasta y Balcosna- fueron adquiridas por Lucas de Figueroa y Mendoza, quien también compra una estancia en Sumalao (en el actual Departamento de Valle Viejo), conocida como Chacras de las Beatas, donde fallece en 1668. Sus descendientes venden Balcosna en 1716 a los padres jesuitas, quienes eran dueños de la estancia de San Ignacio, antigua Sipilca, cercana a La Cocha.
Paquilingasta fue heredada por otro de sus hijos, Luis de Figueroa y Mendoza, quien la conservó hasta su muerte. Luego la hereda una de sus hijas, Catalina de Figueroa y Mendoza, esposa de Carlos Villagrán, quienes donaron sus bienes para la creación de un Convento de Señoritas Nobles, el cual fue en su final regenteado por la orden Carmelita gracias a la donación de la familia, de gran parte de la estancia Paquilingasta. Con esta donación de las hermanas Villagrán (hijas de Catalina y Carlos), las Carmelitas fundaron el Colegio de Niñas Educandas y luego el Colegio de Nuestra Señora del Huerto, inaugurado en 1809 (Guzmán 1971, 1974; Larrouy 1914).
En resumen, Balcosna pasó a integrar la extensa propiedad de los Jesuitas, la cual comprendía: la estancia de San Ignacio, lindante por el este con Balcosna, Quimilpa, Huacra, La Viña, a la que agregó a mediados del siglo XVIII la parte sur de la merced de Paquilingasta, lo que actualmente es la parte norte de la localidad de La Merced. Con la expulsión de los Jesuitas en 1767, algunos bienes fueron vendidos por la Comisión Municipal que administraba las temporalidades, y otros pasaron a distintas congregaciones religiosas para su administración (Larrouy y Soria 1920).

La Iglesia de Amadores 
Como se desprende de los antecedentes de estas mercedes de tierras, los Jesuitas adquirieron parte de la merced de Balcosna y en épocas muy tardías una porción de Paquilingasta. Todos los autores que trabajaron el tema, mencionan esta última compra y la asocian con lo que sería en la actualidad la parte norte de la localidad de La Merced, 15 Km. al norte de Amadores. 
En relación con Amadores, cabe destacar que no perteneció estrictamente a la merced de tierras adquiridas por los jesuitas, sino  que formó parte de una encomienda de indios, a la que dio uso Graneros de Alarcón, pues en algunos documentos se expresa cómo este terrateniente tenía algunos indios trabajando en sus tierras (Larrouy 1920).
Fue el gobernador Osorio de Quiñones, siguiendo seguramente las ordenanzas de Alfaro (1610), quien delimitó las tierras para los indios Paquilines, las cuales estrictamente comprendían una legua de largo, y de ancho todo lo que ocupa el valle, cuyo centro como lo repetimos en más de una oportunidad, fue Amadores (Larrouy 1920). 
Imagen n° 1: Vista General de la Iglesia de Amadores, la cual
la cual se encuentra a escasos metros de la ruta provincial
que une las Localidades de Amadores y Monte Potrero.
Dicho esto, es curioso cómo en la actualidad se asocia a la vieja iglesia de Amadores con la Orden Jesuita, ya que no existen datos concretos para relacionarlas. En entrevistas no estructuradas, los pobladores de la zona afirman que la iglesia es jesuítica, pero al preguntarles cómo lo saben, en ninguno de los casos dieron una respuesta convincente. Con las autoridades municipales sucede algo similar.
A éste respecto podemos señalar que en varias oportunidades se intentó incluir a la Iglesia, en circuitos turísticos apelando a su supuesta filiación jesuítica. Se propuso una ley  para que fuera declarada Monumento Histórico Provincial:
“Dada a las características constructivas de la Iglesia, que data de años anteriores a la expulsión de la Compañía de Jesús, se cree que fue obra de los jesuitas en el siglo XVIII. Si bien no existen documentos que precisen estos datos, se tiene en cuenta la proximidad de Amadores a estancias jesuitas ubicadas en las cercanías.” (Anteproyecto de Ley IA)
Esto implicó la creación de posters, folletería y cartelería alusiva al tema, además de realizar intervenciones sobre los terrenos de la iglesia, por ejemplo un vallado perimetral.  
Un cartel turístico ubicado en la actual Parroquia de La Merced expresa:
"Antiguamente la cabecera departamental era en la Localidad de Amadores y allí se encuentran las ruinas de la iglesia construida alrededor del 1700, por los indios Paquilingastas, antiguos habitantes del lugar, bajo la dirección de los Padres Jesuitas, se levanto piedra sobre piedra, con revoque de tierra y barro mezclado con paja, siendo los peldaños que conducían al campamento de madera de quebracho colorado a hacha" (cartel turístico ubicado en el actual Templo Parroquial de La Merced). 
Hay que mencionar que nunca se realizó un estudio sobre la historia de esta Iglesia, ya que el colectivo general de la población siempre dio por sentado y nunca cuestionó el hecho de que sea jesuítica. Veamos entonces qué nos indican los documentos.

Análisis Documental
Como señalamos al comienzo, documentos encontrados en el Archivo del Obispado de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca son muy sugerentes y cuestionan las versiones manejadas por la gente, lo que nos lleva a plantear un estudio general a través de la arqueología histórica. El análisis documental tuvo como propósito buscar datos que nos ayuden a definir el origen de la Iglesia. 
Imagen n°2: Ejemplo de uno de tantos
documentos consultados del
Archivo del Obispado de
Catamarca.
Los documentos del Obispado mencionan de manera muy llamativa a la iglesia de Amadores. 
El primer documento de 1885 expresa el pedido por parte de la población de Amadores para que la Iglesia del lugar pase a ser la Parroquia de Paclín; en ese momento dicho privilegio le pertenecía a la Iglesia de Paclín Viejo. Entre tantas “excusas” exhibidas para que la Parroquia fuera trasladada, menciona que la iglesia de La Merced está en ruinas y ya casi nadie vive por la zona, y además el cura párroco habita en Amadores, debido a sus grandes comodidades. Sin embargo, el dato más importante dice que: “la iglesia de Amadores es un magnifico edificio recientemente construido q. ofrece todas las comodidades principales necesarias para nuestro culto. Debemos agregar q. está para terminarse un hermoso Cementerio público que ya está habilitado para el servicio” (Archivo del Obispado - Carpeta de Paclín 1885  - “énfasis marcado por los autores de éste trabajo”) 
Este texto hace mención a la reciente construcción del inmueble, por tal motivo se podría decir que ese edificio es del último cuarto del siglo XIX; como así también menciona un cementerio el cual se encuentra detrás de la iglesia. En la actualidad sólo existe un cementerio para Amadores con tumbas de finales del siglo XIX, y se ubica 200 m. detrás de la iglesia en estudio, por lo tanto sería lógico pensar y asociar a este cementerio con las ruinas en cuestión.
El siguiente documento data del año 1914; éste expone algunos datos, también sumamente interesantes: 
Nombre del templo Ntra. Sra. de “La Candelaria”.
Parroquia de Paclín, Localidad Amadores. Provincia de Catamarca.
Se encuentra a cargo del Cura Párroco Pbro. José Torres Escandell, de nacionalidad española.
El edificio representa un valor aproximado de $ m/n ocho mil. Se ha construido con recursos del finado Cura José Manuel Salas y suscripción popular, sobre el terreno que ocupa de metros ocho de frente por veinte y uno de fondo del interior. De luz tiene seis de frente por diez y siete de fondo. Además la sacristía tiene cinco metros con ochenta centímetros de frente por cuatro de fondo (Archivo del Obispado - Carpeta de Paclín 1912).   
Este texto escrito por el sacerdote a cargo de la parroquia, nos concede una pista muy interesante al mostrar entre otras cosas, las medidas de la misma, las cuales comprobadas en el campo son casi idénticas. 
Por último y aunque no tenemos la fecha de creación de la iglesia, sí tenemos la fecha de inicio de las obras, o por lo menos el momento en que se firmó el contrato para dicha realización en 1876:
...que movidos algunos vecinos de Amadores del religioso cómo entusiasta sentimiento de llevar á cabo el adormecido trabajo de la Iglesia de aquella localidad se han colegiado a la iniciativa del infrascrito y nos hemos constituido en solidarios al déficit que hubiere de las donaciones espontáneas que se recolectará del vecindario. A este efecto, se han firmado ya la contrata para la obra integra con la sola excepción de los revoques, y se están desarrollando todas las medidas que faciliten un pronto resultado (Archivo del Obispado - Carpeta de Paclín 1876).  
Sumando todos los datos junto a otros en pleno análisis, nos llevan a pensar que estos documentos hablan de la iglesia en cuestión, y debido a las fechas de los mismos es imposible que pertenezcan a la compañía de Jesús. Pero aun así, existen algunas ambigüedades al respecto, por lo tanto se pretende ampliar los datos mediante estudios de campo más concretos. 

Descripción de la Iglesia 
Se planteó la necesidad de realizar un estudio de tipo arqueológico, con el fin de contrastar los documentos, ver las técnicas constructivas y esperando encontrar algún material que nos indique la cronología. Las actividades pueden resumirse del siguiente modo: 
- Georreferenciación de la estructura.
- Identificación del conjunto arquitectónico.
- Realización de un muestreo a partir de sondeos en el interior de la estructura.
- Análisis de la cultura material recuperada en las intervenciones.
Físicamente, la antigua Iglesia de Amadores presenta una planta rectangular, a la que se adosan cuatro estructuras. Para el aparejo de las paredes se utilizaron diferentes tipos de materiales: piedra, ladrillo y adobe. El principal material empleado fue roca metamórfica local, la cual se dispuso siguiendo hiladas más o menos regulares pero sinuosas, dejando las superficies externas regulares con ancho de muros de 0,60 m. 
Sobre los muros de roca se apoya uno de adobe, que es utilizado para dar los desniveles del techo; la altura de este muro varía según los desniveles que se dan. En relación a las rocas varían en tamaño (0.25 a 0.40 m.) estando muchas de ellas canteadas. 
La argamasa que cohesiona a los mampuestos es de barro, sin otro tipo de aditamento, para las primeras etapas constructivas; a continuación se utilizó una argamasa abundante en cal y áridos, para unir los ladrillos.
Los cimientos son de roca metamórfica local y tienen un ancho de 1 m. con una profundidad aproximada de 0.80 m., los cuales apoyan sobre la roca natural sin mediar soluciones de continuidad que funcione como zanja de cimentación.
El edificio consta de seis espacios que hemos denominado con números romanos. La descripción y medidas de los mismos son:
Espacio I: mide 6,10 m. de largo por 4,00 m. de ancho; sus muros están construidos con mampuestos metamórficos semielaborados. La altura del muro es de 3,50 m., sobre éste se apoya un muro de adobe de unos 0,70 m. de alto, el cual coincide con la parte más alta del techo a un agua. 
Espacio II: corresponde a la nave central, tiene 8,50 m. de ancho por 16,50 m. de largo, es la estructura más grande del edificio y tiene las mismas características del espacio I. En el muro de barro que corona la mampostería de piedra, se pueden observar unos elementos de madera de 0,40 m. de largo por 0,35 m. de alto y 0,30 m. de lado, que servían de apoyo a las vigas del techo; estos elementos de madera distan 1,50 m. uno de otro.
Se pudo observar restos del altar mayor que presenta un muy mal estado de conservación.
Imagen n° 3: Planta general de la Iglesia, desde arriba
a la izquierda se encuentran los espacios 1 a 6,
los recuadros oscuros son los sondeos
arqueológicos realizados.
Espacio III: mide 5,00 m. de ancho por 9,20 m. de largo; está compuesto por un muro de mampuestos metamórficos semielaborados, de 1,00 m. de alto y sobre éste, un muro de abobe sumamente deteriorado con una altura de 2,30 m. en la parte más alta.
Espacio IV: corresponde al campanario. Es el espacio que sufrió más alteraciones. Consta de dos plantas: la superior está completamente destruida y la inferior sumamente deteriorada. Tiene 2,80 m. de ancho por 2,30 m. de largo; presenta una escalera compuesta de una columna circular de 1,00 m. de diámetro, construida en rocas metamórficas sobre los cuales encastran los peldaños de la escalera que son de madera; se pudieron contabilizar 11 escalones. 
Espacio V: es el atrio del edificio, consta de dos plantas: la superior está completamente destruida y pertenecía al coro de la Iglesia; la inferior tiene 3,50 m. de largo por 9,65 m. de ancho. Los muros son de mampuestos metamórficos semielaborados, sobre éstos se encuentran hileras de ladrillos. El atrio posee 4 pilastras de 0,30 m. de ancho, con una separación entre ellas de 0,25 m.
Espacio VI: es una galería adosada a la nave central. Tiene 9,45 m. de largo por 6,70 m. de ancho, está tapada por gran cantidad de sedimento el cual será descrito cuando hablemos de los sondeos realizados. 

Los techos
Aunque en la actualidad los techos no se encuentran presentes, pudimos precisar cómo estaban formados, esta información se pudo obtener mediante las meticulosas excavaciones llevadas a cabo, ya que sistemáticamente se encontró el material que a continuación se detallará. La techumbre estaba compuesta por una estructura de madera sobre la cual apoyaban baldosas de material cocido: sobre éstas un cañizo, el cual sostenía una capa de barro, y por último tejas de material cocido denominadas musleras. La nave central (EII) tenía techo a dos aguas, mientras que EI y la galería (EVI) tenía techo a un agua; de los demás espacios no se pudo precisar la inclinación de los techos. 

Los pisos 
Imagen n° 4: Sondeo arqueológico realizado en la galería,
donde se puede ver el piso de baldosas de la iglesia.
Los pisos estaban realizados con baldosas de material cocido de 20 x 20 cm. aproximadamente, unidas mediante una argamasa de barro que asienta directamente sobre el terreno natural. Se los encontró in situ en la galería (EVI) y en el espacio III. 

Los revestimientos  
Todos los muros interiores se hallan revestidos con diferentes tipos de materiales. Sobre la mampostería original se encuentra una capa de barro mezclada con restos de gramíneas y sobre ésta, una de cal y áridos la cual sirve de sostén para los diferentes episodios de pintura. Dichos episodios se registraron en variedad y cantidad de acuerdo al espacio, por ejm. en el espacio tres se pudo ver un color rosado que cubría la totalidad de la habitación, seguido a éste un color azul fuerte, para dar paso a un blanco. En el altar la pintura parece que fue aun más compleja ya que se logró detectar dichos colores pero constituyendo algunos dibujos en formas variables (no se pudo distinguir ninguno en particular por que los fragmentos recuperados de la pintura eran muy pequeños). En el resto del edificio se manejo los tonos de rosado, azul y blanco.

Sondeos arqueológicos y discusión de los datos obtenidos
Con respecto a la bibliografía consultada sobre la dispersión de los Jesuitas para la provincia de Catamarca, está claramente documentado que llegaron a la Provincia en el año 1716, con la compra de la Merced de Balcosna, y al Valle Central de la actual Capital con la donación por parte del cabildo de un lote de tierras para que la Orden pudiera levantar allí un convento (Olmos 1967).  Es por ello que resulta difícil que los Jesuitas se asentaran en la localidad de Amadores con anterioridad, como afirma un cartel de información al turista, que se encuentras en localidad de La Merced (actual cabecera departamental). En primer lugar, porque para esa época recién se estaban estableciendo en la provincia; y en segundo lugar, como vimos en el texto donde se le adjudica a Graneros de Alarcón la Merced de Balcosna, ya en el año 1609 quedaban en el pueblo de indios de Amadores tan sólo 8 ó 10 personas, por lo tanto resulta poco probable el hecho que un siglo después haya quedado suficientes feligreses para la construcción y usufructo de una iglesia.
Imagen n° 5: Algunos hallazgos históricos encontrados
en algunos de los sondeos. Aquí se pueden
observar restos de tela, clavos, losa de un
plato y parte del fondo de una botella.
La arqueología histórica nos otorgó un amplio abanico de posibilidades: la búsqueda de documentos en los archivos nos brindó un panorama claro sobre el tema de estudio y las subsiguientes campañas en el  terreno posibilitaron la contrastación de dichos documentos.
Uno de los primeros datos que pudimos contrastar fueron las dimensiones de los espacios construidos, lo que permitió asegurarnos que los documentos encontrados hablaban de la iglesia en cuestión; a su vez se pudieron determinar la función de los distintos espacios:
- La ubicación relativa del espacio I, y sus dimensiones (6,10 m. por 4 m), son análogas a las identificadas para la sacristía en el texto de Torres Escandell (1914), con una diferencia de 20 cm. 
- El espacio II corresponde a la nave central, tiene 8,50 m. por 16,50 m. y se diferencia sólo unos pocos metros de la descripción relevada en la documentación histórica. 
- El hecho que se haga mención de manera insistente en algunos casos, al cementerio que está cerca de la iglesia, es otro dato más a favor, ya que hasta la actualidad sólo existe un único cementerio en la zona y algunas de sus tumbas más antiguas datan de finales del siglo XIX, justamente de la misma época en que se menciona su construcción.
Los sondeos realizados proporcionaron muchos datos, que nos permitieron contrastar los documentos:  

Imagen n° 6: Restos de cerámica arqueológica
registrada en niveles inferiores.
Podemos visualizar la repetición de algunas las mismas tendencias sedimentológicas a los largo de todos los sondeos efectuados. Se recuperó material cerámico, óseo y lítico. En una primera aproximación podría pensarse que se trata de un indicador de presencia indígena en el momento de construcción y/u ocupación de la iglesia. El análisis posterior del material nos indicó que se trataba en realidad del “grupo cultural” Aguada (González 1965, Pérez Gollán 1991, Villafañez 2007). Se trataría de materiales correspondientes al Periodo Medio o de Integración Regional, entre los 300 a 900 d. C. (Pérez Gollán 1991), por lo cual suponemos que la iglesia se habría construido sobre un sitio arqueológico prehispánico.  
También se recuperaron restos de tejas, restos de estuco, estos hallazgos pertenecen al torteado del techo y estuco de las paredes; como así también restos de loza, vidrio, telas y clavos.
El mal estado de conservación actual de la Iglesia ocultaba algunos datos que los documentos daban cuenta. Por ejemplo, se hablaba de una galería, la cual se pudo identificar a partir de  los antes mencionados sondeos. Se descubrió partes de lo que era el techo, dos columnas, y el piso de la galería. Todo ello se encontraba debajo de un potente estrato formado a partir de la depositación de elementos del piso de baldosas de la nave central y de la sacristía y del techo de la nave central, con motivo de una reparación que nunca se llevó a cabo (Vicario Capitular Pablo Padilla 1885). 

Consideraciones Finales
En estas páginas nos propusimos tratar de dilucidar si la Orden Jesuita es la responsable de la construcción de la vieja Iglesia de Amadores.
Aunque algún político de turno estuvo al tanto de los trabajos que habíamos realizado en la iglesia, haciendo oídos sordos a las investigaciones que fueron presentadas en diferentes congresos de alcance nacional e internacional en diferentes partes del país, siguió con su prerrogativa de tratar de declarar monumento histórico provincial a la Vieja Iglesia de Amadores, por tratarse de una ruina Jesuita, en el año 2009 tuvo el placer de concretar su sueño a través de la ley provincial n° 5270, la cual decía:
Declarese Monumento Histórico a las Ruinas de la Iglesia de Amadores en el Departamento Paclín
ARTICULO 1°. Declárase Monumento Histórico Provincial, a las Ruinas de la Iglesia de Amadores, en el Departamento Paclín.
ARTICULO 2°. El Poder Ejecutivo Provincial, de acuerdo a las prescripciones de la Ley 4831 deberá incorporar a las Ruinas de la Iglesia de Amadores al catálogo de los bienes históricos culturales de la Provincia, y arbitrar las medidas tendientes a su protección y preservación.
ARTICULO 3°. Comuníquese, publíquese y archívese.
No es mi intención criticar la declaratoria de Monumento Histórico Provincial realizada a la Iglesia, pero si me parece pertinente criticar su contenido, puesto que, no encontramos ningún documento que mencione la presencia de la Orden jesuítica en Amadores. Descubrimos en cambio, que el contrato para la construcción de esta Iglesia fue firmado en el año 1876 y que pasó a ser parroquia del Curato de Paclín a principios del siglo XIX, siendo su patrona la Virgen de la Candelaria.


Bibliografia recomendada (con links para descargar los trabajos completos)

VILLAFAÑEZ, E.; ACUÑA, G.; FONSECA, E.
2008 “Reinterpretando la Vieja Iglesia de Amadores Congreso Argentino de Americanistas”
Lugar: Ciudad Autonoma de Buenos Aires. http://www.megaupload.com/?d=EXWMHSZ4


VILLAFAÑEZ E.; ACUÑA G.; FONSECA E.
2009 “Arqueología y Arquitectura en la Vieja Iglesia de Amadores.” Aportes Científicos desde Humanidades 8; Lugar: San Fernando del Valle de Catamarca. http://www.megaupload.com/?d=5CL57UPC

VILLAFAÑEZ E.; FONSECA E.; GASPAROTTI L.; GHECO L.
2010 “UNA IGLESIA Y UNA CASA. HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA EN DOS EMBLEMAS ARQUITECTÓNICOS DEL DEPARTAMENTO PACLÍN, PROVINCIA DE CATAMARCA.” http://www.megaupload.com/?d=TWA8IR5X

Bibliografia de Interés


BRIZUELA DEL MORAL, F. 
2003 "Historia de las mercedes de tierra en Catamarca". Siglos XVII al XIX. Ed. Benedit, Catamarca, pp. 66-69.

GONZÁLEZ R. 
1964 "La cultura de la Aguada del N.O. argentino". Revista del instituto de antropología. 2-3, 205-253. Córdoba.

GUZMÁN, G.
1971 “Paquilingasta: su origen y evolución”, Cuadernos de Antropología Catamarqueña, Vol. 4, Publicación auspiciada por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca, Catamarca. pp. 21-28.

- 1974 "Colegio Ntra. Sra. del Huerto de Catamarca. Libro de oro en el 1er Centenario de su fundación 1874 – 1974". Comisión de Homenaje Catamarca, Catamarca.

- 1985 "Historia Colonial de Catamarca". Ed. Milton, Buenos Ares.

LARROUY 
1914 “Los Indios del Valle de Catamarca”, Estudios Históricos de la Revista de la UBA, tomo XXVII”. Ed. Coni hermanos, Buenos Aires.

LARROUY Y SORIA C.
1921 "Autonomía de Catamarca". Ed. Gobierno de Catamarca, Catamarca.

OLMOS, R. 
1967 “Historia Contemporánea de Catamarca”, Historia Argentina Contemporánea, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires. 

PÉREZ GOLLÁN, J. 
1991 “La Cultura de La Aguada vista desde el Valle de Ambato”, Publicaciones 46, Córdoba, CIFFyH. UNC, pp. 157-175.

VERA, J. 
1955 “El Concepto de Mercedes y Encomiendas los primeros colonos de Catamarca durante el siglo XVI”, Boletín de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca, año VII Nº 1 y 2.

VILLAFAÑEZ, E.
2007 "Arqueología Espacial del Valle de Balcosna. Departamento Paclín, Provincia de Catamarca", Tesis de Licenciatura en Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca, http://www.editorial.unca.edu.ar/digitesis.htm.

Documentos

José Segura al Vicario Capitular Pablo Padilla, Catamarca, 1885, Archivo del Obispado de Catamarca. Carpeta Paclín.
José Torres Escandell, Catamarca, 1914, Archivo del Obispado de Catamarca. Carpeta Paclín.
Julio Arueda al Obispo Bernabé Piedrabuena, Catamarca, 1918, Archivo del Obispado de Catamarca. Carpeta Paclín. 
Teniente Coronel Don José S. Bazán al Gobernador de la Provincia, Catamarca, 1885, Archivo del Obispado de Catamarca. Carpeta Paclín. 
Vicario Capitular Pablo Padilla, Catamarca, 1885, Archivo del Obispado de Catamarca. Carpeta Paclín. 


Algunas fotos 


Vista de frente 

Vista desde el Norte

Vista desde el Oeste, donde se muestra parte de
la pared de la única pared de adobe que tiene
la iglesia

Detalle de una abertura en arco
Vista desde el sur

Vista del sondeo realizado en la galería, al
fondo una entrada destruida por el tiempo
Detalle de parte de la pared de rocas

Detalle de la pared, donde se pueden ver tres
episodios claros en su construcción, al fondo se
observa la roca desnuda, después parte del barro que
cubre las rocas, y arriba a la derecha se ve, el estucado
final de la pared.

Detalle de parte de la pintura, aunque está muy desgastada
se ve colores azules y rojos.

Detalle del perfil en un sondeo, en la parte superior se
observa el relleno, luego restos del estucado de la pared
y al final parte del piso.



viernes, 2 de septiembre de 2011

La Casa de Wilfrido Figueroa. Emblema Histórico y Arquitectónico de Paclín

Esta publicación es solo la primera de varias en relación a los estudios históricos y arqueológicos que estamos llevando a cabo en la casa de Wilfrido Figueroa. En esta ocasión, presentamos una descripción general de la casa, su posible año de construcción, e indagamos el por qué de su ubicación actual haciendo mención acotada (en un trabajo posterior lo ampliaremos) a los usos que tuvo la casa a lo largo de los años.

Por ultimo no quiero de mencionar que los nuevos trabajos que estamos llevando a cabo son gracias al “Equipo Regional de Arqueología Histórica”, que hemos fundado recientemente. 

                                 

Introducción



Es interesante destacar que, en la construcción de la historia de un lugar, no sólo son las personas las que merecen ser recordadas, sino que también las edificaciones, a veces pensadas como obras de arte, deben tener su lugar y ser consideradas como espacios en los que se tomaron las decisiones que determinaron los rumbos que seguirían las comunidades. 

El presente trabajo pretende recorrer la historia de una de estas casas, que perteneció a don Wilfrido Figueroa, ubicada en la actual Villa de La Merced (Depto. Paclín, Catamarca), con el objeto de destacar sus características arquitectónicas así también como los distintos usos que se le dieron.

Partiendo de una contextualización y a través de historias, anécdotas y mitos, este trabajo indaga en la importancia de esta casona, que por años funcionó como cabecera de estancia, y donde, como residencia de unas de las familias más influyentes de la zona, muy posiblemente se debatieron trascendentales cuestiones que marcarían los caminos a seguir de la Villa de la Merced. 


La Villa de La Merced y los Figueroa

Recorrer la historia de la Villa de La Merced y no encontrarse con algún integrante de la familia Figueroa resulta una tarea imposible, ya que sus miembros tuvieron una importante participación, tanto en la creación como en la posterior transformación de la Villa.
El Departamento. Paclín fue creado en el año 1869 a través de la Ley Nº 96 y La Merced, 7 años después, por pedido de don Augusto Casto Figueroa, a través de la Ley Nº 277. En el artículo 1° dice: “Cédense los derechos que tiene la Provincia a los terrenos sin agua, que D. Augusto C. Figueroa solicita para la fundación de una Villa en el Departamento de Paclín”. 
Según los registros encontrados en el Archivo Histórico, la finca de La Merced fue puesta en venta por el Gobierno, y el 30 de octubre de 1882 se procedió a abrir las propuestas. Fueron don Manuel A. Figueroa y don Manuel V. Salas las personas que se presentaron para su compra. 
La finca de “La Merced” fue vendida el 11 de noviembre de 1882 a Manuel V. Salas, “mediante la suma de cuarenta y dos mil pesos bolivianos el inmueble conocido por finca de «La Merced»…, y en aquél momento sus linderos eran los siguientes: “al Norte, con propiedad de don Cirilo Herrera, denominado El Totoral y terrenos de la finca de Paclín pertenecientes al Colegio de Huérfanos, al Naciente el filo de la cumbre, al Sud, hasta dar con los terrenos, de la Merced del pueblo de indios de Amadores y por el Oeste, el río con el agua que corresponde a la finca”. Cabe mencionar que dichas tierras eran propiedad de los Padres Mercedarios y el Gobierno provincial hace el traspaso de ellas a través de una expropiación y de su saneamiento de conformidad a derecho, aunque la excepción de esta venta es el terreno que por ley Nº 277 de la Honorable Legislatura del año 1876 se donó para la Villa de La Merced, el cual consta del plano de esa Villa realizado por el Ingeniero Carlos Werning: “luego el señor Manuel V. Salas (…) vende al señor Wilfrido Figueroa, por intermedio del martillero Público don Máximo Reyes, por la cantidad de veinte mil trescientos veinte pesos moneda nacional, el inmueble denominado “finca de La Merced” de propiedad del expresado señor Manuel V. Salas (…)” (Coronel, 2006: 179).
Se sabe que fue don Manuel Augusto Figueroa casado con Romualda Ignacia de Herrera, unos de los primeros pobladores en asentarse en La Merced. De este matrimonio nació Augusto Casto Figueroa, quien se unió a Margarita Carrizo y tuvieron como hijo a Wilfrido Figueroa. Todos ellos, personajes influyentes para La Merced.
La casa en estudio perteneció a don Wilfrido Figueroa. Éste se casó con Domitila Tapia y sus hijos fueron: Manuel A., Casto Augusto, Humberto José y Wilfrido Segundo, mayores de edad al momento de testar su padre, y Blanca, Domitila Carmen y Julio Argentino, menores de edad (AHC – sucesorio, 1919. Carpeta Nº 9).


Imagen Nº 1: Parte de la genealogía de la familia de Figueroa 

Wilfrido Figueroa muere el 8 de agosto de 1909 a la edad de 56 años. Podemos afirmar, después de revisar su mensura y el juicio sucesorio, que todos los terrenos de la Villa le pertenecían, por herencia de Augusto y por la compra al señor Salas (AHC – sucesorio, 1919. Carpeta Nº 9).

Este dato es importante, ya que aporta algunas evidencias interesantes para conocer cuándo se construyó la casa. Algunos relatos orales hacían mención al hecho de que el inmueble estaba en pie antes de que el ingeniero Werning realizara la mensura y plano de la Villa. Posiblemente estos relatos provienen de una cita que se extrajo del libro histórico de la Escuela Nº 292, donde su director, Andrés Flores, expresa: “Se menciona que en el año 1860 había dos casas de construcción antigua y eran de la familia Figueroa, dueña de la Estancia La Merced (…) Todas estas casas estaban edificadas a orilla del Camino Real que unía Catamarca con Tucumán (…) éste era por donde actualmente se va a Monte Potrero (acortando distancia), por el lado Este de la plaza de La Merced hasta el Río Paclín, donde se une con la ruta 38, donde hay un pequeño puente o alcantarilla, y que hasta hace pocos años era la referida ruta, llamada en este trayecto: “Avenida de las acacias”; por las plantaciones que hay a la vera del camino” (Libro Histórico, escuela 292, La Merced).

Sin embargo, al inspeccionar el plano de Werning observamos que las casas en cuestión están a varios cientos de metros alejadas del lugar donde se encuentra la propiedad de don Wilfrido Figueroa. Es probable que haya existido un error al interpretar el texto, y que las edificaciones marcadas en el plano fueran del padre y del abuelo de Wilfrido. 

Imagen Nº 2: Plano del Ing. Carlos Werning, donde se pueden apreciar las pocas casas construidas en la época a orillas del Camino Real, y el lugar vacío en la esquina sur-este del espacio dejado para la plaza, donde en la actualidad se encuentra construida la casa de don Wilfrido Figueroa (AHC – 1918, exp. 8966).

Caracterización general de la casa
A pesar del paso del tiempo y del deterioro sufrido por la casa, esta sigue siendo un testigo arquitectónico, tanto por su morfología como por el simbolismo que conlleva su presencia en la localidad de La Merced.

Su ubicación, frente a la plaza principal, y sus dimensiones reflejan la importancia y distinción de sus habitantes en los albores de la localidad. La casona denota características diferenciadas de acuerdo con los distintos momentos de construcción. Única en su tipo, corresponde a un conjunto de espacios construidos en forma discontinua, de acuerdo con la sucesión de usos y con las distintas necesidades que surgen de las nuevas tecnologías y costumbres que fueron apareciendo.

Imagen Nº 3: Planta de la casa con los números
de las habitaciones
 

Esta vivienda presenta tres accesos bien diferenciados: uno por la esquina, con una resolución muy sencilla, acompañando la uniformidad de los perfiles en ambas calles. Los restantes se encuentran por las calles laterales.

La edificación se mantiene relativamente uniforme en el perfil Oeste, aunque se pueden ver dos momentos de construcción en la discordancia que presenta el sector Sur de este ala, visible desde afuera. Mientras tanto, en el perfil Norte se jerarquiza el ingreso con la doble planta y el característico balcón en el frente y contrafrente. 

Algo que destaca a esta casa sin duda es la segunda planta, que constituye un “hito urbano” referente en la localidad. El segundo piso es lo que la identifica, jerarquiza e individualiza dentro de La Merced. Aunque el piso y el techo han colapsado totalmente y, solamente los muros se mantienen con los particulares colores de las pinturas y estucos, marca una característica única y que persiste a pesar del tiempo. 

Un sector muy importante en la casona es el patio, ya que con sus galerías internas y el muro que lo cierra por el sector Sur con un portal de doble hoja, le dan cohesión a la construcción, pero sobre todo privacidad y diferenciación del exterior. A su vez, el jardín interior está delimitado por una serie de pilares construidos con ladrillos comunes y rematados con una moldura piramidal. El patio está circundado por galerías de clásicas tejas españolas en su parte Norte y Oeste. Éstas sobresalen por sus particulares columnas, que tienen una gran riqueza formal. Están compuestas con un basamento cúbico, y el cuerpo facetado hexagonalmente que remata en un volumen cuadrado con molduras. Éstas sostienen grandes vigas de quebracho que soportan una cornisa de mampostería, la que, en el sector Oeste, presenta los desagües pluviales de tubos cerámicos.
En el sector Este se encuentra la escalera que posibilita el acceso al segundo piso. Ésta no es la concebida originalmente, ya que se habría modificado para albergar un baño que, según el tipo de revestimiento y cercanía con la casa es mucho más nuevo que el que está ubicado en el sector Sur, que posee cerámicas y azulejos ingleses, pero que está totalmente desmantelado.

Imagen Nº 4: Vista del segundo piso de
la casa 
En el lado posterior del ala Este se ubica el fogón original, del que se ha derrumbado el muro Oeste y su techo está totalmente colapsado. Aquí se puede observar cómo esta construcción es posterior a la mayor parte de la casa, ya que no se encuentran trabas en la mampostería, indicador que denotaría una construcción simultánea. Otra posibilidad es que, en realidad haya sido la habitación Este la que fue construida posteriormente. Esta hipótesis se debe al doble muro que presenta en un segmento y la falta de trabas ya mencionadas con la habitación que funcionaba como cocina. 
Otro sello muy particular de la vivienda es la gran habitación ubicada en el ala Este. Este espacio es emblemático y único, usado como lugar de producción de la época. Aún hoy se pueden encontrar maquinarias y herr
amientas de trabajo, como una vieja enfardadora, y un tipo de piletón de mampostería o recinto de acopio de granos. Estos son vestigios de la actividad productiva que se desarrollaba en torno a este mega-espacio. Esta habitación es la única que tiene piso entablonado de listones de madera. Debajo se encuentra el sótano.
El sótano presenta una particularidad muy interesante; tiene una abertura doble con relación directa al exterior, que desemboca fuera de los parámetros cerrados de la vivienda, y lo comunica con el sector productivo rural. Sin embargo, presenta otro acceso que proviene directamente del interior de la vivienda, específicamente desde una de sus galerías.
Sus muros, totalmente construidos en mampostería de ladrillos y techo de tirantería de madera con bovedillas, presentan gargantas de iluminación y ventilación. Su ubicación dentro del conjunto de la vivienda es clave por su relación con la casa y la producción rural.
La construcción se ha desarrollado en diferentes etapas, como ya lo hemos mencionado, lo que se observa en los desprendimientos de revoques, evidencia de la diferenciación sectorial en el método constructivo: muros de adobe y también en calicanto, este último, el lugar donde se eleva la planta alta sobre la fachada Norte.

Usos, vivencias y mitos 

Si actualmente es posible vislumbrar la grandeza arquitectónica de la casona, puede uno imaginarse lo que fue en su esplendor. En una entrevista realizada a Guillermina Figueroa (nieta de Wilfrido), ella nos comenta algunos detalles anecdóticos acerca de las vivencias en la casa.
En la época de Wilfrido, muchas personas trabajaban por el tercio en las tierras de su finca, excepto en los viñedos, que eran de exclusiva propiedad familiar. Con las uvas fabricaban su propio vino, como se puede suponer en la actualidad, pues subsisten algunos elementos como maquinarias y una bordelesa de 10.000 litros aproximadamente. En la habitación del segundo piso existía un archivo de la administración de la finca, sitio al cual se accedía por una escalera de madera (Guillermina Figueroa, com. pers.).
La puerta Sur, nos comenta doña Guillermina, se abría hacia el exterior, donde había árboles silvestres y “pavos reales con espléndidas colas”.
En las habitaciones se solía colgar un quinqué de hierro forjado con lámparas de querosén con tubo y pantalla de porcelana blanca. En el comedor, el farol era dorado. Además, la casa contaba con muebles Luis XVI, que contenían fina vajilla.
A través de datos obtenidos del libro histórico de la Escuela Nº 292 y de entrevistas a diferentes personas de la Villa pudimos realizar una historia de los diferentes usos que se le otorgaron a la propiedad.
A finales del 1800, la habitación Nº 10 (ver plano de la casa) sirvió como escuela, después de haber pasado por otras casas de familia, hasta que se construyó un edificio propio para la institución educativa. Años después (en 1900 aproximadamente), otra habitación se usó para un comercio de ramos generales atendido por el mismo Wilfrido junto con sus hijos.
En 1910, tras la muerte de Wilfrido padre, su hijo, del mismo nombre, pone la primera botica de Paclín; luego lo reemplazó don Welter Salguero, hasta que en el año 1945 se instaló el Dr. Manuel Figueroa, quien usaba una habitación (Nº 5) para la atención de pacientes.
Luego de la muerte de don Wilfrido, fue su esposa quien quedó a cargo de toda la finca hasta su deceso en 1939, hecho que causó el desmembramiento familiar, y provocó el progresivo abandono de la vivienda. Pasados los años 50, sólo se ocupaba menos de la mitad del inmueble, y allí vivía la familia Salazar, quienes eran los capataces de la estancia, junto a la familia Cisternas, quienes alquilaron las habitaciones del Norte para instalar una farmacia hasta el año 1965 aproximadamente, cuando se deshabitó casi por completo. 
Ya han pasado 40 años desde que la casa fue desocupada, pero aún quedan en la memoria colectiva de la población, muchas vivencias y anécdotas; quizá la más llamativa es sin duda aquella que hace referencia al pacto con el diablo que los Figueroa habrían hecho para obtener su gran fortuna. 
La historia cuenta que el sótano fue realizado para poder ocultar “un familiar” con aspecto deforme, al cual se alimentaba con personas vivas. Ésta era la condición dada por el demonio para poder mantener todas sus riquezas. Éste es un mito que aún cuentan las personas mayores en la actualidad. 

Comentarios finales

Como ya dijimos en la primera parte, esto es solo un fragmento de todas las investigaciones que aun estamos llevando a cabo en la casa de Wilfrido Figueroa. En próximas oportunidades, publicaremos una entrevista a una de las bisnietas de Wilfrido, quien brinda datos interesantes e importantes no tan solo sobre la casa y su familia, sino también, información relevante para seguir conociendo aun más la rica historia del departamento Paclín. 
Se adjunta parte de la bibliografía usada para la redacción de este texto, cabe hacer mención que se han subido a Internet muchos de los trabajos de nuestra autoria, para que cualquier persona interesada los pueda descargar y leer, ya que en la mayoría de los casos son publicados en libros y revistas de corte científico con una distribución restringida. 
Para finalizar al último se anexa una reconstrucción en 3 dimensiones realizada de la casa, como también, algunas fotos de su estado actual, junto a planos de eventos de pintura en paredes y pisos.

Bibliografía Recomendada

Villafañez E.; Gasparotti L.; Gheco L.
2008 Arqueología e Historia en la Casa de Don Wilfrido Figueroa. La Merced Depto. Paclín”. En: Aportes científicos desde Humanidades 8. Ed. CEDENIT. 

Villafañez E.; Fonseca E.; Gasparotti L.; Gheco L.
2010 “Una Iglesia y Una Casa. Historia y Arqueología en Dos Emblemas Arquitectónicos Del Departamento Paclín, Provincia de Catamarca”. En: 4to. Congreso Argentino de Arqueología Histórica. Ed. Biblos, Buenos Aires.

Anexo

Se realizó una reconstrucción digital de la Casa, para mostrar como hubiera sido en momentos de su máximo esplendor





Fotos
El trabajo de registro fotográfico realizado en la casa, permitió obtener más de 600 imágenes, registrando detalladamente cada parte de la estructura, aquí solo se muestran algunas de ellas.

Vista desde el frente de la Plaza de La Merced
Vista desde el Este de la Casa
Vista desde las escaleras al segundo piso
(estudio de Wilfrido). En primer Plano el
Dr. Nestor Kriscautzki, al fondo Gabriel
Acuña

Vista de la entrada al Sótano de la Casa.
Al fondo Ezequiel Fonseca

Vista del Sótano de la Casa. En primer plano la Lic.
Estela Maris García. También se puede ver una de las
bordalesas donde se realizaba vino, con las uvas
de la propia finca.
 Calcos de Pisos y Paredes
Se realizó un cuidadoso mapeo de cada mosaico utilizado para las habitaciones y galería. Se hizo lo mismo para las pinturas de las paredes, registrando el diseño y el color usado. Cabe hacer mención que, en algunas habitaciones se han registrado hasta tres episodios de pintura.



Calco de algunas paredes, donde se pueden ver los diseños
originales. La primera foto es la habitación principal de la casa. 



Calco de algunas de los pisos de las habitaciones. La casa cuenta con 15 habitaciones y cada una de ellas tiene por lo menos dos tipos de mosaicos diferentes